martes, 13 de noviembre de 2007

Me Resulta Difícil la Pureza

Cometí inmoralidad sexual con mi novia, y también robé dinero. Después de oír uno de sus programas radiales, confesé mis pecados a Cristo y le entregué mi vida.Sin embargo, me resulta difícil tener una vida espiritual limpia de pecado, y quisiera su consejo.


Respuesta:

Le agradezco su confianza al escribirme una carta tan abierta, tan sincera, y espero que estos breves consejos le ayuden.

Quiero decirle que disfrutamos en toda su plenitud de la verdadera vida espiritual cuando resistimos la tentación. Dice Santiago capítulo 1: "Dichoso el hombre que no cede a la tentación, porque un día ha de recibir la corona de vida que Dios ha prometido a los que lo aman".

Ahora bien, ¿qué es esa corona de vida que promete la Biblia? Es sencillamente la vida vivida en toda su hermosura y plenitud.

El hombre que fracasa y vuelve a fracasar, el joven o el adulto que siempre vive tropezando moral y espiritualmente, es un individuo que no disfruta de la vida. Yo conozco a muchos que bromean y se burlan de lo espiritual, de lo puro, de lo limpio.

Sin embargo esas mismas personas en lo secreto de su alma son miserables, y la vida no es un placer para ellos. Así que, en primer lugar, hay que soportar, resistir, vencer la tentación para disfrutar
de la vida aquí en la tierra en toda su plenitud.

En la vida espiritual hay tres elementos que nos dan victoria, alegría y plenitud de vida: el corazón limpio, una buena conciencia, y una fe no fingida (Timoteo 1:5). Primero, el corazón limpio. Dice la Biblia que el
amor nacido de corazón limpio, de buena conciencia y de fe, es el plan de Dios para gozar de la vida. Así que, hay que tener el corazón limpio, algo que se obtiene cuando obedecemos a la Palabra de Dios.

Por lo tanto, joven, usted que me cuenta su historia de fracaso moral con su novia y algún robo
que ha cometido, sepa que para mantenerse limpio de pecado tiene que tener el corazón limpio. Usted ya es cristiano, de modo que lea mucho la Biblia y
obedézcala.

Segundo, hay que tener buena conciencia. ¿Quién puede tener una buena conciencia en un mundo tan lleno de pecado? Todos nosotros la podemos tener si caminamos en la luz y en pureza de vida. Si tropezamos, confesamos a Dios el pecado; si hemos herido a otra persona, le pedimos perdón.

En su caso, usted tiene que pedir perdón a su novia por haber tenido relaciones sexuales premaritales con ella (pues eso demuestra falta de control y el deseo de una satisfacción egoísta), y además debe devolver el dinero que robó, pedir perdón a la persona a quien se lo robó y esperar su perdón.

Por último, hay que tener una fe no fingida, y esa fe no fingida viene cuando usted pone en práctica una vida con corazón limpio y buena conciencia.

Adelante en su nueva vida con Cristo. Solo no podrá vivirla, pero recuerde que Cristo vive en su corazón y usted todo puede hacerlo en El (Filipenses 4:13).

Luis Palau

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